Els encants vells… mi tienda favorita

Desde BloggerTraveller me han propuesto hablar de mi tienda favorita,  y voy a hacer un poco de trampa, en vez de elegir una sola, os voy a hablar de todas a la vez:

La decoración es algo que me encanta, tanto como coser o inventar cosas nuevas quizá por eso me gustaban tanto los antiguos encantes. Hace años iba casi todos los sábados y siempre volvía con alguna compra: un bolsito de segunda mano, un espejo antiguo…

Cuando mi pasión por la costura se materializó con los cursos de lencería, los encantes fueron mi santuario. Iba a pasear, mirar, buscar telas y fornituras, descubrir nuevas paradas, daba conversación a los tenderos que ya me conocían…

Disfrutaba paseando por allí, con el barullo de fondo y la gente del barrio rebuscando y regateando.

Me sorprendió saber que los iban a transformar y a pesar de la pena que me daba la pérdida de autenticidad, me alegré por ellos, creí que estarían en mejores condiciones, con todo más limpio y ordenado.

Tuve la oportunidad de ver el avance de las obras porque cada día pasaba por delante para ir a trabajar y estaba ilusionada con ver el resultado!

Finalmente, y después de varias complicaciones constructivas, los encantes nuevos abrieron sus puertas y pude ver como había quedado todo. Me sorprendió ver que tenderos de toda la vida estaban bastante descontentos. Afirmaban que el terreno de los encantes era propiedad de los feriantes y que ahora se lo habían quitado. El espacio actual les obliga a cumplir unos horarios y les multan por no abrir así como por incumplir el horario establecido… Los que compaginaban la parada de los encantes con una tienda en algún punto de la ciudad, han tenido que buscar a alguien que atienda uno de los dos locales puesto que ya no pueden compaginarlo ellos solos.Confieso que sigo comprando allí y que conserva ese aire desenfadado de antes. También es cierto que el espacio me gusta más ahora que vuelvo a ubicar cada una de mis paradas preferidas. Pasear y cotillear es más fácil porque no te vas chocando con la gente como pasaba antes.

Así que, me alegra poder seguir disfrutando de las conversaciones sobre el día a día con los tenderos y que Barcelona conserve «Els encants» igual que en Londres podemos ir a Portobello o en Madrid al rastro, lugares auténticos de cada ciudad.

Mónica